Hay pocas cosas más agradecidas que unas galletas.
Si están ricas te las puedes comer solas y si no lo están o son un poco secas, las mojas en café o chocolate, y problema arreglado. Son la típica fruslería con el tamaño perfecto para pecar entre horas o llevarte unas cuantas para merendar porque lo mismo te caben en un bolso de la chaqueta que en un paquetito en la mochila.
Puede que te rechacen un trozo de bizcocho porque sea muy grande. O una porción de tarta porque sea demasiado. ¿Pero una galleta?. Nadie te va a rechazar nunca una galleta.
Y sabéis que tengo razón.
El árbol de la canela es el canelo (eso que hacemos tan a menudo y que viene a querer decir “hacer el primo”). Es un árbol de hoja perenne de unos 10 metros de altura que procede de Sri Lanka y de su corteza interna extraemos la especia que conocemos como canela.
Y ahora ojo al dato. ¿Os habéis fijado alguna vez en el precio cuándo la cogéis de la estantería en el supermercado?¿Leéis la etiqueta?¿Os parece muy barata?…
La canela tiene dos variedades: la Cassia y la Ceilán. Y ahora os estaréis preguntando cuál es la diferencia entre ambas. Pues bien, la clave está en su contenido en cumarina. La cumarina es una sustancia tóxica para el hígado. La Cassia contiene hasta 20 mg de esta sustancia mientras que la Ceilán contiene cantidades imperceptibles de esta sustancia. ¿Así que, cuál es la que hay que consumir? La variedad Ceilán, lógicamente.
La variedad viene indicada en la etiqueta y, obviamente, una es más cara que la otra. Si veis que la variedad es Cassia dejadla en la estantería. Buscad la otra y pagad la diferencia. La salud y el sabor os lo agradecerán.
He hecho estas galletas millones de veces. Son tan rápidas y sencillas de hacer…
Tan fácil como mezclar los ingredientes, formar las galletas y hornear. Además podéis cambiar las especias a vuestro gusto, añadirles frutos secos o pepitas de chocolate. Todo les va bien. Por eso sé que las haréis muchas veces.
Por supuesto también podéis bañarlas en chocolate.
Para conservarlas solo tenéis que guardarlas en una lata o un tarro hermético y listo. Galletas para toda la semana.
¡Vamos con la receta!