Comienza mi época favorita del año: la Navidad.
Vuelve la magia, la ilusión, compartir, regalar, abrazar, besar. Y también cocinar. Sobre todo, cocinar. Cocinar mucho y con mucho cariño.
A mí me encantan esos días fríos y ajetreados de las fiestas en los que tienes que comprar regalos, hacer visitas, cocinar para toda la familia y ultimar cientos de detalles. Todo ello regado con jazz navideño, copas de champán, sorpresas y risas.
Como supongo que también sois víctimas de este torbellino festivo me he propuesto aliviaros la carga de trabajo en la cocina y a lo largo de este mes compartiré una serie de recetas navideñas para echaros una mano. Así al menos no tendréis que pensar en el postre.
Una de mis propuestas es este Pastel Victoria. Un pastel con mucha historia.